VIVIR EN TIEMPOS DE CRISIS

 

Vamos a la palabra del Señor en el Libro de Segundo de Reyes en el Capítulo 4. Y vamos a continuar con el tema que iniciamos hace un par de domingos ("Vivir en tiempos de normalidad") que fue el tema basado en la vida de esta mujer maravillosa que le llámanos la sunamita. ¿Por qué la llamamos la sunamita? ¿Alguien me puede decir? Porque vivía ¿dónde, en qué ciudad? Sunem. Digan todos: "Sunem." Y por eso se llamaba la sunamita. Era una ciudad en Israel y allí fue el profeta Eliseo a posar en su casa.

Hace un par de domingos iniciamos ese sermón y el Señor cambió el giro del sermón que yo tenía originalmente. Yo había compartido otra enseñanza basado en ese texto por la mañana; pero ustedes recordarán que el Señor me detuvo allí en ese momento en que cuando Eliseo conmovido por la generosidad de esta mujer que le ha ofrecido un dormitorio en su casa para que cuando él va por sus viajes misioneros y pasa por esa ciudad él se hospede en su casa y tenga allí un lugar tranquilo donde ir y descansar.

Y tan bella esa imagen que dice que, "ella quiso que allí hubiera un escritorio, una lámpara, una silla, una cama..." Ella pensó en detalles, ella quería que este hombre estuviera cómodo.

Allí puso estas cosas y conmovió el corazón de Eliseo y Eliseo la llamó y ahí fue donde el Señor fue como que 'secuestró el sermón' y Eliseo le dice a ella: "¿Sabes qué? Usted ha estado tan solicita por nuestra comodidad, ha sido tan minuciosa en sus atenciones para con nosotros. ¿Podemos ayudarla en algo? ¿Quiere usted que yo vaya donde las autoridades del gobierno y le de una entrevista con el General de esta región si usted necesita algo, se le pueda proveer? O ¿quiere usted que yo hable con el rey o algo especial que usted necesita que yo haga por usted?". Y cual fue su respuesta: "Yo habito en medio de mi pueblo".

Ella no quiso ser ruda con el profeta. ¿Qué quiso decir ella con eso? "No se preocupe señor profeta, yo estoy bien. Yo tengo mi gente a mí alrededor, estoy en mi familia, estoy en mi pueblo, estoy en mi ciudad. Tengo lo que necesito. Gracias, pero yo estoy bien. Lo que he hecho, lo he hecho por amor a Dios y por amor a usted que es un siervo de Dios".

Y Dios me detuvo allí y recuerden que estuve hablando de lo que significa 'habitar en medio de su pueblo'. Dios me llamó a compartir con ustedes acerca de la importancia de ser una comunidad como iglesia. Que no seamos solamente como barcos que nos cruzamos en la noche, venimos un momentito, nos sentamos y aquí hay alguien a mi lado y yo ni le conozco, ni se quien es ni me importa y nos vamos y no hay un sentido de familia. Yo hablaba de la importancia también de mantener buenas relaciones con los hermanos de la iglesia, ¿no? Cuando hay una aspereza, cuando hay un roce, cuando hay un disgusto, busque rápidamente la reconciliación. Pida perdón, de perdón, sea generoso.

Si la persona que está a su lado desafina perdónelo o ruéguele al Señor que le de mejor oído. No esté diciendo, "¿cuando se irá este malandrón de aquí para que yo pueda cantar como debo cantar?". Bendígalo y recuerde que cuando llega esa alabanza allá al trono de Dios suena en estéreo con todos los... Dios la ha purificado. Busquemos ser gente tolerante. Velemos unos por los otros.

Yo pensaba esta semana, ¿Sabe cuando usted sabe que usted está santificado? Cuando hay una comida, un buffet y usted se sirve lo que usted necesita pensando que el hermano de al lado tiene que darle un poquito de comida. ¿Qué pasa? Cuando hay esas comidas uno se sirve todo lo que puede primero y el que viene pues es problema de él.

Ahí se nos fue toda la santificación, se nos fueron todos los valores, se nos fue todo.

Y yo digo que cuando uno ve una Congregación que velan los unos por los otros ahí hay un pueblo que sabe y que está verdaderamente tocado por la presencia de Dios. En esos momentos cuando somos una comunidad, cuando habitamos en medio de nuestro pueblo, cuando hay buenas relaciones en el hogar tenemos también su familia... ¿cómo le ve a usted su familia? ¿Le ve como una agente de paz, de reconciliación? o dicen "Ahí viene fulanito, vamos a correr todo el mundo antes de que comience a hablar. Porque cuando habla todo se daña".

Y que bueno que cuando usted llega a la casa de un familiar la gente dice, "¡guau! ¡Qué bueno que llegó! Porque llegó la bendición, llegó la alegría, llegó el servicio". Eso es tan lindo. Yo doy gracias al Señor.

Me voy a tomar un momentito. Mi hermana Nancy es una mujer que sirve, es una mujer que tiene un corazón de servicio. Y cuando Nancy llega a la casa ella es la última que sale porque se pone a lavar los platos -si es una comida, lo que sea- es una mujer que el servicio, y es una bendición tenerla en la casa porque además trae alegría del Señor a nosotros. Pero también es una mujer que sirve y sirve porque sirve, si entienden lo que les estoy diciendo. Y eso es lindo, ¿no?

Habitar en el pueblo, habitar en medio del pueblo. Siempre ser consciente porque nosotros los cristianos somos conscientes de lo vertical pero no de lo horizontal y eso es uno de los grandes problemas con el pueblo de Dios.

A veces somos tremendos para la alabanza, las lenguas, los dones...todas las cosas que tienen que ver con Dios, pero nuestro hermano... que lo parta un rayo, no nos importa eso es problema de ellos. Yo sirvo a mi Dios. Y tenemos que ser muy conscientes de esa dimensión.

Yo siempre enfatizo la dimensión horizontal de la vida cristiana. Recuerden que la cruz va hacia arriba, pero también va hacia los lados. Amén.

Y entonces eso es muy importante: que nosotros tengamos esa dimensión horizontal adecuada.

Y esta mujer dijo "No, yo habito en medio de mi pueblo" y eso es tan importante.

Entonces, hermanos, es importante, yo me detuve allí porque yo sentí que el Señor y de hecho hubo una gran bendición cuando esa palabra vino, varios hermanos me dijeron "Pastor, esa palabra marcó nuestra vida como iglesia". Yo siento que el Señor quería que esa palabra cayera.

Pero claro, hay tantas cosas que podemos decir acerca de este pasaje y de esta mujer preciosa. Y ¿saben qué? Ahora mismo yo estoy indeciso si continuar con el sermón que di esta mañana sobre esta mujer... pero mire... déjeme ir un poquito hacia atrás y vamos a leer en el Versículo 18 y entonces yo continuaré desde allí. Está bien, vamos a dejarlo así. Dios me permitirá empatar este sermón como Él quiera.

Eliseo bendice a esta mujer con el regalo de un hijo. Ella no había tenido hijos jamás en su vida, su esposo es un hombre ya entrado en años, nunca han podido tener hijos y como consecuencia de su solicitud para con el profeta, Eliseo insiste. Luego que ella dice "¿Sabe qué? Yo no necesito nada". Eliseo dice "No, pero tenemos que bendecir a esta mujer" y le profetiza que para el año entrante, para esa misma fecha, ella tendrá un hijo en sus manos.

Y es cuando usted sirve, cuando le da al Señor, Dios estará solicito para con usted. Vendrá bendición a su vida.

Ahora tomemos el relato aquí en el versículo 18 capitulo 4 y dice: "Y el niño creció". Ese bebé que Eliseo le había profetizado creció, ya era un niño de quizás 6,7 años. Dice "Pero aconteció un día que vino a su padre que estaba con los segadores..." Su papá era, parece, un agricultor, tenían negocio de agricultura. Él tenía sus empleados, estaba trabajando en la agricultura. Era quizás a mediodía, probablemente, o algo así y el niño viene a donde está su papá y le dijo a su padre: "¡Ay, mi cabeza, mi cabeza!" Y el padre dijo a un criado "Llévalo a su madre".

Oiga, párese un momentito allí.

Yo esta mañana me detuve. Nunca había visto antes eso, pero fíjese a ¿quién remite él al niño cuando está enfermo? A la mamá. Y yo le decía a los padres, a los varones 'Hermanos preocúpense por sus hijos también. Qué no sea la mamá solamente la que atienda los problemas de los niños'. '¡Ah! Llévaselo a mamá para que ella lo atienda. Yo estoy en mi trabajo'.

Cada padre, cada papá tiene un llamado a preocuparse por sus hijos y a amar a sus hijos y darle el calor paternal a sus hijos. Sea una hembrita, sea un varón: "Papá extiéndele calor y atiende a tus hijos". No se lo eche todo a la mamá. Que el cuidado, la educación, el cariño, ¡no! Dale tú cariño a tus hijos, preocúpate tú por tu hijo.

Este hombre, así como la mujer sunamita, representa la vitalidad misma de la vida espiritual, una mujer solicita por las cosas de Dios. Una mujer atenta y preocupada por las cosas del Señor; de esta misma manera este hombre está inmortalizado en la Biblia como un hombre hasta cierto punto indiferente.

Es como dicen 'non-entity'. Mientras esta mujer representa la pasión, este hombre enfatiza como la dejadez y la mediocridad espiritual. Cuando su hijo viene muriéndose él le dice a los criados "Llévenselo a la mamá para que la mamá lo atienda".

Yo estoy seguro que él amaba a su hijo.

Pero cuantos de nosotros, varones, muchas veces descuidamos a nuestros hijos y pensamos que "bueno, como su mamá los atiende yo no tengo que estar tan..." ¡No, hermanos! Yo creo que los hijos necesitan ver un padre comprometido con el Señor, que encabece su casa como un sacerdote de Dios, como un siervo de Dios, que sea tan vital como su esposa.

Desgraciadamente en la iglesia de Jesucristo a través de los siglos y en todas las culturas, muchas veces son las mujeres las que han llevado la delantera espiritual y los hombres estamos como rezagados detrás. ¡Qué triste eso! ¡Qué pérdida! Cuando el Señor ha pedido que los hombres sean como sacerdotes en su hogar.

Yo le pido a los jóvenes que van a tener a sus hijos en el futuro o a los padres jóvenes: 'Haz un voto con Dios de que tus hijos van a ver un papá solicito para con las cosas del Señor´. Un papá que cuando llegue el domingo va a ser el primero que va a estar ajorando bien suavemente a su familia para que lleguen a la iglesia a tiempo.

Qué va a estar solícito, porque cuando llegue el miércoles de la oración, ir allá a la oración; qué cuando haya un evento especial, él sea el primero que esté deseando transmitir la gloria de Dios a su hogar. No seamos indiferentes en ese sentido. No le releguemos a la madre el cuidado de nuestros hijos. Eso es un mensaje no pagado, es una parte del sermón secundaria, pero se me ocurrió en este momento, ¿no?

Este niño le dice a su padre, "¡ay, mi cabeza, mi cabeza!" y el padre, "Llévenlo a su madre".

'Y habiéndolo él tomado y traído a su madre estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía…' y ¿qué pasó con el niño? Murió. Aquí hay otra enseñanza bien importante.

Hermanos, uno se pregunta ¿cómo es posible que si Dios le dio este niño a esta mujer... ella no lo estaba pidiendo, ella ya había llegado a una edad madura, ella estaba ya ajustada a su esterilidad y a su falta de ser madre y Dios activamente, activa su matriz, activa la capacidad reproductiva de su esposo y tienen ese hijo en su entrada edad? Y ahora este hijo, como cualquier otro ser humano, se enferma y se muere.

Y yo me pregunto ¿Qué lógica hay detrás de esto?

Yo podría ver que quizás un niño que nace común y corriente como cualquier otro niño este sujeto a los vaivenes de la vida y se enfermara y se muriera. Pero ¿un niño determinado activamente por Dios? sacado de la vejez y la esterilidad y proferido a la vida por el Espíritu de Dios y que ese niño muera y... es importante, hermanos, muchas veces uno quisiera que los regalos de Dios, las provisiones de Dios vinieran con un seguro para toda la vida y que vinieran con un contrato de servicio también extendido: que nada les pasara y que no hubiera ningún problema.

Y lo que yo veo, hermanos, es que mire, hay muchas cosas en la vida que van a venir: situaciones, pruebas, dificultades, crisis en nuestra vida que no van a hacer sentido. Hay cosas que Dios te habrá dado, inclusive, y después las va a perder o van a entrar en crisis.

Y tú vas a tener que preguntarte si en ese momento tú vas a decir "¿sabes qué? Dios no hace sentido, Dios no le importa mi vida, Dios es falso en sus promesas; así que me voy a desentender de Él" o si tú vas a decir "Yo sé que Dios tiene un propósito en esto y yo voy a esperar hasta que el Señor aclare que es lo que Él está buscando con esto" y también tú vas a ir y buscar la solución a tu problema en Dios.

Y tú vas a esperar hasta que el Señor te responda y te aclare que es lo que quiere en tu vida.

Porque, hermanos, déjenme decirles porque nosotros estemos en la voluntad de Dios, porque estemos sirviendo al Señor, porque Dios nos haya bendecido, no quiere decir que no vayan a haber tribulaciones en nuestra vida. Van a venir dificultades, van a venir situaciones de prueba. Y en ese momento tú vas a tener que determinar ¿saben qué? Pase lo que pase yo voy a permanecer pegado a la promesa de mi Dios, y yo voy a buscar fortalecer esa promesa en mi vida.

Porque vienen las aflicciones, vienen las pruebas, eso es parte del diario vivir, de la condición de ser humanos.

Yo pensaba también en lo que dice el Apóstol Pablo mismo en Efesios capítulo 6 donde dice que: "Nos vistamos toda la armadura de Dios". Porque no tenemos lucha contra sangre y carne sino contra principado, contra potestades, contra huestes espirituales de maldad en los lugares celestiales.

Hay una lucha en la vida, hay un enemigo que va a querer arrebatarte las bendiciones que Dios ha traído a tu vida. Estamos en guerra, vivimos en un mundo siniestro, hermanos.

Dios no es el único jugador en este estadio. Hay toda una hueste maligna en este mundo que quiere robar, matar, destruir, sembrar desdicha, tragedia en nuestras vidas y va a querer robarnos las bendiciones. Y nosotros tenemos que estar alertas, tenemos que estar vitales, tenemos que estar llenos de la energía del Espíritu Santo. Tenemos que estar preparados para que cuando llegue la prueba en vez de desplomarnos y llenarnos de pánico sepamos a donde tenemos que ir para buscar la respuesta que necesitamos.

Porque a cualquiera de nosotros nos puede pasar cualquier cosa. Aunque tú estés en el centro de la voluntad de Dios, quizás por eso más razón para que el enemigo busque hacerte tambalear y traer aflicción a tu vida.

Entonces tiene que hacer como dice el Apóstol Pablo en ese mismo pasaje de Efesios 6 dice que "Tenemos que vestirnos de toda la armadura de Dios, la coraza de la fe, el escudo de la palabra, la espada -no se si el escudo de la palabra o la espada de la palabra, creo que es, una de esas cosas- la cosa es que la espada, el escudo, el yelmo de la salvación, el calzado del Evangelio"; todas estas cosas tenemos que vestirnos de cada una de las partes de la vida cristiana, hermanos. Tenemos que estar llenos de la unción del espíritu.

Tenemos que aprovisionarnos con todo lo que Dios ha provisto. La palabra del Señor dice "Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino ¿qué? poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas". Aleluya.

Y tenemos que llenarnos de la unción de Dios para que cuando venga el día malo dice el Apóstol Pablo allí, "para que cuando venga el día malo podamos estar firmes", y dice "Y habiéndolo pasado todo, estar firmes". Esa palabra "estar firmes", es una palabra que quiere decir- el Apóstol Pablo estaba usando una imagen de la guerra romana cuando un soldado venía el enemigo a atacar y el soldado mantenía su puesto, mantenía su lugar. No se movía de él y cuando pasaba esa avalancha de ataque, él todavía estaba firme en su lugar, su posición defendiéndola. Y esa es la idea que está detrás de esa palabra.

Cuando viene la crisis a tu vida, cuando viene el problema, cuando viene el enemigo como una inundación para arrebatarte la bendición de Dios, tú tienes que en ese tiempo pararte firmemente en lo que Dios ha prometido, lo que Dios ha dicho a tu vida.

Y tú tienes que mantenerte allí, aguantar en esa posición. Muchas veces lo único que un hombre o una mujer de Dios necesita hacer es pararse sobre lo que Dios ha dicho. Tú no tienes que estar ahí buscando al diablo y atacando y azuzándolo, yo creo que lo que uno más necesita hacer es simplemente mantenerse firme.

Dice la palabra "Resistid al diablo y huirá de vosotros".

Hay momentos en la vida, mira, puede venir una racha de sufrimiento a tu vida y es importante identificar cuando esos momentos vienen a nuestra vida. Puede ser un tiempo de enfermedad. El médico te dice '¿Sabes qué? usted tiene una enfermedad y vamos a tener que darle quimioterapia o va a tener que entrar en un régimen fuerte de una dieta fulminante o va a tener que cambiar su estilo de vida y ya su vida no va a ser la misma y tiene que hacer esto y tiene que hacer lo otro'. Y en ese momento usted tiene que decir '¿Sabe qué? Está viniendo el día malo a mi vida pero yo voy a mantenerme pegado a la palabra de Dios.

Tiempo para revestirme con toda la armadura de Dios, tiempo para tomar esas verdades que yo he aprendido en otros tiempos de mi vida y aplicarlas ahora. Hay que identificar cuando vienen esos tiempos a nuestra vida. Puede ser un tiempo de dificultad familiar, puede ser un tiempo que el enemigo te cubre con una sombra de depresión, puede ser tiempos en que un hijo se pone rebelde y el muchachito que era tan hermoso y tan obediente de momento entra a la adolescencia y es como que hay un monstruo en la casa y usted no sabe de donde salió.

¿Qué hay que hacer en esos tiempos? Identificar ese momento y decir 'este es el día malo del cual habla la palabra y en vez de yo ponerme a echar gritos y paniquearme lo que voy a hacer es que voy a usar toda la armadura de Dios' y usted se ciñe los lomos en oración, en ayuno, búsqueda de la palabra de Dios, confesión de lo que Dios ha dicho a su vida. Reclamar lo que Dios ha prometido en su vida y ¿sabe qué? ese tiempo pasa como, ahora mismo viene como cuando... usted abre un horno que se ha ido acumulando el calor y usted ha visto a veces que... yo he tenido un par de ocasiones que he visto como que explota y sale como un humo y sale como una ola de calor.

Así pasa muchas veces en nuestras vidas, hay como una ola de calor que pasa y usted tiene que estar preparado para ese momento cuando viene, usted tiene dos opciones -yo creo que muchos creyentes cuando vienen esos días malos se nos muere lo que Dios nos ha dado y el diablo viene a arrebatarnos lo que Dios ha proferido sobre nuestra vida. La pregunta es ¿qué vamos a hacer en esos momentos? y cómo vamos a confrontar el diablo que quiere destruir nuestros matrimonios, destruir a nuestros hijos, destruir nuestras finanzas, destruir nuestra salud, destruir nuestras emociones, recordarnos todos los errores que hemos cometido.

Meternos en una vida de depresión o ansiedad o culpabilidad o resentimiento o lo que sea y usted tiene que decir 'por aquí tú no vas a pasar, yo voy a pararme en lo que Dios ha prometido y yo voy a atornillar mis pies sobre la palabra de Dios y tú puedes rugir y tirar todas las piedras que tú quieras. Yo voy a mantenerme firme en lo que Dios ha declarado'.

Y usted comienza a presionar al enemigo con su oración, con su confesión, con su declaración de que Dios es fiel y que Dios hace sentido aunque su sentido lo desmienta, usted, '¡no! Yo sé que mi Redentor vive. Yo se que Él es bueno, yo sé que Él no está adormecido'.

"No se dormirá ni adormecerá el que guarda a Israel" dice la Palabra del Señor. Y cuando usted se mantiene, mientras el diablo ruge y la tormenta le arranca el techo a la casa y quizá cuando termine todo, quizá lo que quede sean dos o tres palitos de tu casa antigua.

Cuando pasó la tormenta ¿qué es lo que tú haces entonces? cuando viene la quietud, vuelve y construye tu casa. Vuelve otra vez y pon tablas sobre esas columnas.

Y ¿sabes qué? "Tu segunda casa va a ser mejor que la primera" dice el Señor.

Hermanos, va a venir la prueba, va a venir la dificultad, va a venir la lucha a nuestra vida. Usted va a tener tres, cuatro, cinco episodios en su vida por lo menos de prueba recia, de dificultades en su vida. Yo no creo que haya un creyente que valga su peso que no tenga cinco o seis cicatrices que pueda mostrar donde el diablo le tiró una pedrada o un espadazo. Como un guerrero, no hay un General que valga sus estrellas que no pueda decir que no estuvo en una batalla unas cuantas veces y que fue herido quizás, o que tuvo miedo o que el enemigo vino para querer destruirle. Eso es parte de la vida y va a venir y usted no tiene que extrañarse por eso.

No se extrañe que venga la prueba a su vida como si Dios fuera inconsistente con usted. Es que si usted está en Dios, si usted está en este mundo, usted va a tener aflicción y el diablo va a venir como un oso o un león y va a querer arrebatarle lo que Dios le ha dado; y usted tiene que llenarse del poder del Espíritu Santo. Usted tiene que usar los tiempos de prosperidad y de tranquilidad para llenarse de la provisión de Dios. Su aceite tiene que estar rebozando y cuando venga la racha fuerte esa, usted tiene que tener suficiente aceite para que se consuma bastante y todavía quede suficiente para cuando venga la otra bendición.

Usted llene otra vez la vasija. Somos gente de guerra, vivimos en un mundo siniestro y necesitamos siempre estar en esa posición. Cuando el diablo venga a arrebatarte lo que Dios te ha dado, asegúrate que tú tengas lo que tú necesitas para hacerle frente al enemigo y que tu fe no flaquee. Muchos de nosotros cuando viene el tiempo de la sequía nos desplomamos porque estábamos débiles y necesitamos eso.

Esta mañana el Señor me trajo a la memoria la imagen de David cuando iba a pelear con Goliat y David tuvo que convencer a Saúl -un guerrero experimentado- de que él un jovencito que no había estado en la guerra tenía lo que se necesitaba para confrontar a Goliat. Y mire como David le dice a Saúl en Primero de Samuel Capítulo 17 y dice aquí en el versículo 33: 'Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo para pelear con él porque tú eres muchacho y él es un hombre de guerra desde su juventud'.

Físicamente, David, no podía jamás hacer frente a un guerrero experimentado que medía como 8 pies y pico. ¡Imposible! Y Saúl estaba solo viendo al muchachito este que aunque era un joven fuerte pero jamás podía hacerle frente a un hombre que había estado peleando toda su vida y que tenía todas las ventajas habidas y por haber: tamaño, experiencia, peso, maña; todo lo tenía Goliat. Y aquí está este jovencito inexperimentado.

Mire como le responde David a Saúl en el versículo 34 Primero de Samuel: 17: 'David respondió a Saúl: "Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre y cuando venía un león o un oso y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él y lo hería y lo libraba de su boca y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada y lo hería y lo mataba.

Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba y este filisteo incircunciso será como uno de ellos porque ha provocado al ejercito del Dios viviente". Añadió David: "Jehová que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, Él también me librará de la mano de este filisteo".

Gloria al Señor.

Hermanos, ¿podemos nosotros hablar de esa manera en nuestra vida cuando el diablo quiere arráncate un hijo -como venía a arrancarle a David en forma de oveja o de león? Cuando el diablo viene a arrancarte la paz en tu hogar, cuando el diablo viene a arrancarte la salud o la estabilidad emocional o a hacer estragos en tu vida y querer amargar tu corazón y querer llenarte de resentimiento o empobrecer tu vida en alguna manera; ¿tienes tú lo que se requiere para desarretar al león o al oso; romperle la quijada y llevarte a tu ovejita, tu herencia, tu bendición a tu casa intacta?

Eso es lo que tenemos que preguntarle. Yo le pido 'Señor ayúdanos para que cuando venga la crisis a nuestra vida, en vez de tirarnos a morir nosotros podamos confrontar al oso, al león y arrebatarle lo que él quiere quitarnos de nuestra vida' y para eso se requiere que uno tenga la vitalidad necesaria.

Esta mujer una de las cosas que yo veo de ella es que en los tiempos de normalidad ella atesoró reservas para el tiempo de la crisis. Cuando su hijo murió ella estaba preparada espiritual y emocionalmente. Ella sabía lo que tenía que hacer, ella recibió revelación de parte de Dios sobre donde estaba la solución a su problema. En vez de decir: "¡Oh, mi hijo!" y tirar protestas contra Dios y perder su fe, ella enseguida se metió a buscar la solución y ¿cómo sabemos que fue así? Porque ya la vimos. Porque cuando todo estaba bien en su casa, su negocio estaba tranquilo, su matrimonio estaba bien, ella ya estaba en una madurez tranquila, estaba conforme con su no ser madre.

Se ve que era una mujer que era vital espiritualmente. Cuando pasó ese hombre de Dios por su casa, ella enseguida le suplicó que se quedara en su casa porque ella sabía que donde estaba la bendición de Dios, allí estaba también la prosperidad y la estabilidad. "Ella invitó insistentemente -dice la Biblia al profeta para que se quedara en su casa"; ella sabía que tenía que buscar esa presencia de Dios en su vida, en su hogar, que si ese profeta que era un siervo de Dios que traía la vitalidad del Espíritu posaba sobre su casa iba a ser de bendición.

Ella invirtió y dice que el profeta vino y se quedó en su casa y "después no contenta con eso, dijo: ¿sabes qué? Evidentemente él pasa por aquí varias veces al año. Vamos a prepararle un aposento, vamos a prepararle una oficina para que cuando él llegue y pase por aquí no se tenga que quedar en un dormitorio más, simplemente, allí sintiéndose quizás incomodo de estar entre la familia. Vamos a hacerle la vida cómoda y vamos a hacerle un anexo a la casa. Vamos a prepararle un cuarto para que él esté cómodo allí y vamos a asegurarnos que tenga lo que necesita". Vamos a poner una conexión de Internet allí para que él también no tenga que estar pidiendo, vamos a ponerle todo: un buen teléfono, una computadora y que él pueda estar tranquilo allí en su espacio.

Ella pensó en las cosas específicas, estuvo solícita, quiso invertir en el Señor.

Era una mujer que evidentemente amaba a Dios y eso es importante, hermanos, cuando tu vida esté bien y normal y no haya nubes en el cielo y los billes estén pagados y la salud esté estable, ese es el mejor tiempo para tú cultivar una vida de vitalidad espiritual. Para tú orar regularmente, leer la palabra de Dios regularmente, ir a tus clases de discipulado. Hay un anuncio, no pagado de nuevo, para la clase de discipulado.

Crecer en el conocimiento de la palabra de Dios, llenarte de la unción, tirarte un ayunito de vez en cuando allí y llenarte de la unción.

Cuántos de nosotros… ¿qué pasa? Nos ponemos espirituales… ¿cuando? Cuando estamos en la trinchera y las balas están silbando por nuestra cabeza. Entonces somos gigantes espirituales, entonces buscamos la intervención divina y clamamos y entramos en ayunos y somos unos titanes espirituales.

Hermanos, déjenme decirles: el mejor tiempo para clamar y crecer y buscar la bendición de Dios es los tiempos de normalidad.

Tenemos que ser como José, que en los años de las vacas gordas, ¿qué hizo? Atesoró trigo, alimento, porque él sabía que por ahí venían también los tiempos de las vacas flacas y el hambre y la sequía. Y cuando vinieran esos tiempos él necesitaba tener sus graneros llenos para darle comida al pueblo cuando faltara el alimento. Y así tenemos que ser nosotros.

Mira, si Dios te está dando unos tiempos de descanso, refrigerio, bendición, gozo, prosperidad, ese es el mejor tiempo cuando todo está quieto para tú llenar tu alforja de la bendición de Dios. Sirve al Señor, dale al Señor, ora al Señor, estudia la Palabra, prepárate porque por ahí puede venir el día malo.

No te estoy metiendo miedo, no estoy diciendo que tiene que suceder pero si tú eres un ser humano y vives en este mundo va a venir un tiempo de dificultad en tu vida y es bueno que tú te prepares. Tú eres un soldado, eres un guerrero, una guerrera y necesitas estar alerta para que cuando venga la dificultad tú puedas saber que hacer en tu vida.

Es una advertencia. Usa este tiempo de tu vida para llenar tu alforja de la bendición de Dios.

Ahora bien, mire esto, ¿qué hace ella? cuando el niño muere, dice el versículo 21 "Ella entonces subió y lo puso sobre la cama del varón de Dios y cerrando la puerta se salió".

Donde, miren esto aquí hermanos, ¿dónde puso ella al niño? Si usted fuera la mamá de este niño ¿no lo pondría usted en su cama, la cama suya? o ¿no lo pondría usted en la cama de él?

Usted sabe que el niño muere, usted lo va a poner en la cama de la familia. ¿Qué hizo ella? Ella llevó al niño y lo puso ¿dónde? en la cama del profeta Eliseo. Ella fue al aposento que ella había construido en tiempos de paz y puso al niño sobre la cama del profeta. Yo creo que el Espíritu Santo la iluminó a ella para hacer ese gesto profético y para poner su criatura en el territorio del profeta de Dios. Simbólicamente ella estaba diciendo 'Este es un problema de Dios, no es mi problema. Dios me dio este hijo, Él se va a tener que encargar de él ahora'.

Hermanos, ¿dónde ponemos nosotros los problemas cuando vienen a nuestra vida? ¿Los ponemos en nuestra cama y nos llenamos de insomnio? Y llega la noche y a las 2 de la mañana -yo soy el primero que tengo que levantar la mano a veces- estoy con los ojos como dos bombillas pensando en esto, pensando en lo otro, pensando en aquello que hay que hacer, que esto y lo otro y se nos va el sueño porque nos llevamos los problemas a la cama.

¿Y qué dice la palabra de Dios? "No ponga los problemas en la cama de Dios. Pon los problemas en el aposento de Dios". El Señor dice "Echa sobre mí tu carga".

Dios te está diciendo: 'Cuando tú estés en situaciones difíciles échale el problema a Dios'. El problema es suyo. Dios está deseoso de que su pueblo le eche encima sus problemas.

Pon tus problemas en el territorio divino, no los pongas en el territorio humano. Allí no hay nadie que te pueda ayudar. Ni tú mismo te puedes ayudar, pero cuando venga la situación difícil en tu vida clama al Señor, busca la unción de Dios.

El Apóstol Pablo de nuevo dice en Filipenses, capítulo 4: "Por nada estéis afanosos." Y ese nada quiere decir… "nada", quiere decir la muerte de un niño, la enfermedad, la crisis financiera. Dice: 'No te preocupes, no cultives el afán, la inquietud, el insomnio, la preocupación excesiva'. Yo sé que eso es difícil pero eso es lo que me dice la palabra del Señor.

Cuando tú sientas ansiedad y tristeza y miedo por algo que está pasando, reconócelo, entiende que lo estás pasando pero no le des albergue en tus emociones. Cuando la ansiedad viene a visitar mi vida yo de una vez la encaro y le digo "Tú eres una persona que no has sido invitada, no has sido invitada a esta casa, tienes que irte" y yo comienzo a hacer guerra espiritualmente contra la ansiedad y comienzo a declarar la paz de Dios en mi Espíritu y comienzo a declarar la bendición de Dios y la provisión y la solución de Dios a mi vida.

No te acomodes a la ansiedad, no te acomodes a la preocupación, no pienses 'Ya yo estoy destinado a ser así toda mi vida y a tomarme pastillas todo el tiempo y a vivir...'

Mira, la palabra dice: "No te afanes, si no…" Esa palabra 'si no' es importantísimo, en otras palabras esa energía nerviosa que entra a tu vida, ¿sabes qué? en vez de dejar que circule dentro de tus emociones y rebote y se haga cada vez más fuerte con cada ciclo que da dentro de ti, dirígesela al Señor.

Dice: " Si no sean conocidas vuestras peticiones". ¿Qué quiere decir eso? En vez de afanarte, ora; en vez de llenarte de ansiedad, clama; en vez de quedarte con el problema en tu cama, transfiéreselo a la cama del Señor. "Sean conocidas vuestras peticiones", Dios las conoce pero a Él le encanta que tú las verbalices, que tomes tiempo para expresar lo que tú necesitas en tu vida. Clama, órale al Señor, preséntale a Dios tu necesidad.

Hermanos, yo les digo algo, cada día yo aprendo más y más que la oración no es algo que es para cuando tienes la crisis en tu vida. La oración debe ser algo que permee, llene tu vida cada día. Tú tienes que orar como uno respira, tú tienes que orar como tu corazón late, tú tienes que orar como tu sangre corre por tus venas, continuamente. La Biblia dice: "Orad sin cesar". Eso quiere decir que nosotros tenemos que cultivar ese hábito de oración y ese gusto por la oración, no es solamente para resolver un problema sino que tu vida entera tiene que estar alimentada, nutrida, integrada por un espíritu de oración.

Oración es conversar con tu Padre, oración es tomarte un café con el Señor a las 4 de la tarde y renovarte con tu fuerza. Oración es tú por la mañana deleitarte en coger esos minutos de quietud en tu casa y antes que los muchachos se despierten y comience a rugir el ruido de la vida, tú sacar esos minutos y estar con tu Papá mientras te tomas el primer café del día y hablar con Él y decirle, 'Padre, yo te presento mi día, satura mi mente con tu presencia. Yo reconozco que soy un hijo o una hija de la eternidad.'

‘Yo sé que hoy mi trabajo va a ser bendecido porque Tú me vas a bendecir. Yo sé que Tú me vas a llevar por esa ruta 93 o la 128 cargada de carros y me vas a mantener bendecido. Yo sé que Tú me vas a dar lo que yo necesito para que este día sea de bendición. Tú me vas a usar, Tu presencia va a estar conmigo. Yo voy a regresar a mi casa tranquila y me vas a dar la victoria. Y cuando yo me acueste voy a poner mi cabeza sobre mi almohada y voy a tener un sueño apacible.'

Orar es tu recordar que tu vida está en las manos de Dios y meterle vitamina a todo lo que tú haces y nutrir todos tus problemas, sueños, aspiraciones con la nutrición de la presencia de Dios y tú vas a ver que tus plantas crecen mucho más hermosas que las del vecino que no ora o del cristiano que no ora.

Y él se preguntará, "¿por qué esta persona hace lo mismo que yo hago y mire que bellos son esos tomates y esos ajíes que ella planta? Y mire que flores tan grandes". Es que tú le estas echando 'miracle grow' espiritual. Miracle grow es una sustancia que se le echa a las plantas, Meche la usa allá en casa.

Óigame, yo creo que usted... hace unos días atrás había unos tomates que no estaban como basil, bueno, esta está bien sofisticada albahaca, imagínese. Tiene un jardín muy bonito y tiene un toque para las plantas. Y esa albahaca se estaba secando y estaba muriéndose, y ella cogió y le echó una sustancia -son como unas bolitas- y abrió un poco la tierra y se las metió y a los pocos días esa albahaca estaba frondosa y llena de vida.

¿Por qué? Porque tenía nutrientes debajo, había que echarle agua, había que mantenerle los insectos fuera, pero había algo adicional que estaba nutriendo esa planta y se estaba alimentando de esos nutrientes secretos. Y yo creo que así es la oración, la oración es el "miracle grow" de nuestra planta vital y cuando nosotros oramos hay una vitamina que entra a los afanes, las luchas, las intervenciones los esfuerzos naturales de la vida y entonces hay algo adicional, secreto que hace que tu vida florezca y que la gente se pregunte, "¿pero por qué esta persona trabaja tanto como yo y le rinde más el dinero?"

Y, "¿por qué esta persona es igual que yo y tiene tanta vitalidad y se levanta por la mañana y hay una canción en su boca mientras que yo estoy deprimido?" Miracle grow de la oración.

¿Qué dice la Palabra? Dice: 'Antes bien, sean conocidas vuestras peticiones en toda oración y ruego'. Ese 'en toda oración y ruego' quiere decir que esa expresión del Apóstol Pablo 'en toda' quiere decir continuamente, en cualquier tipo de oración y ruego, podría decir.

A veces la oración puede ser, 'Señor, te alabo y te glorifico'; a veces la oración puede ser un clamor directo y especifico; a veces la oración puede ser una alabanza que tú le das al Señor, un cántico que sale que tu boca; a veces la oración puede ser un silencio preñado cuando tú te quedas calladito y disfrutas de ese calor que te da tu Papá, ese brazo y tú dices "Gracias, Señor, lo siento y me quedo pegadito a Ti".

Si yo pudiera escribir merengue, escribiría un merengue así, "Pegadito a Ti" lo llamaría. Porque, hermanos, a veces todo lo que Dios necesita es que nos acurruquemos en su regazo y no tenemos que decirle nada, no tenemos que pedirle nada sino simplemente pegados a Él sintiendo su calor y dejando que su vitalidad se transmita a nosotros y que nosotros escuchemos ese latido de su corazón seguro, firme; no se mueve por nada, nada lo incomoda, nada lo conmueve, nada lo hace temer.

Su latido es un latido regular, Él sabe que el mundo esta bajo su dirección. No hay nada que se escapa a su vigilancia, no hay nada que resiste su intervención y cuando usted siente el latido del corazón de su Padre, porque está pegado a él eso es todo lo que usted necesita.

Vaya al banco con eso, la bendición de Dios ya esta sobre su vida.

Si que la oración es muchas formas diferentes no solamente, hablar, hablar, hablar. A veces Dios quiere que tú calles y que dejes que Él te responda y que tú escuches lo que Él te está diciendo que te llenes simplemente de la opción que Él te ha dicho: “Hijo no tienes que decirme más, ya yo tengo lo tuyo y te lo voy a dar”, y que usted se quede tranquilito, y reciba.

Hay muchas formas de orarle al Espíritu Santo, puede ser, mientras estas en tu cama y si te sientes inquieto: cierra tus ojitos y dedícale al Señor unos pensamientos y cuando venga a ver va a estar roncando tranquilo, porque vino la bendición de Dios y te olvidaste de tus problemas y ya es hora de levantarse. Hay muchas maneras, es en toda oración y ruego.

Y, ¿qué dice después el Apóstol? Dice: "Y la paz de Dios, y la paz de Dios, y la paz de Dios".

Yo declaro esa paz sobre tu vida ahora mismo en el nombre de Jesús, recibe la Paz de Dios.

Tomate un aliento bien fuerte y di ‘La paz de Dios en mi vida’, recibe esa paz de Dios en el nombre de Jesús.

Yo declaro esa paz Dios sobre ti, cualquier problema que este ahora mismo acosando tu vida, cualquier necesidad, cualquier dificultad, cualquier gigante, cualquier enemigo, cualquier reto, mira cualquier construcción que tú tengas que hacer en tu vida ahora mismo di "la paz de Dios, el Shalom de Dios en mi vida”.

Dios está conmigo como poderoso gigante, aunque venga el fuego no me quemará, aunque venga el río a abrumarme, no me ahogará.

El Señor está conmigo, la Paz de Dios me inunda, y la Paz de Dios dice que "Sobrepasa TODO entendimiento" porque cuando hay problemas en la vida lógicamente no podemos aspirar a tener paz.

Pero cuando Dios instala la paz en ti eso viene de afuera no viene de ti, eso viene desde la eternidad al tiempo y el espacio; desde donde no hay problemas y pasa por ese aire lleno de demonios y de problemas y aterriza en tu espíritu es un e-mail, directo de Dios a tu corazón; un Fedex que viene y Dios lo instala dentro de ti.

La paz de Dios sobrepasa todo entendimiento. Cuando tú oras, clamas, buscas la solución, el terreno divino, cuando tú pones tu problema en la cama del profeta y no en tu propia cama, la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento dice, “guardará vuestras mentes y corazones en Cristo Jesús, Señor nuestro".

Cuando tú reclamas lo que Dios promete en tu vida y tú te mueves en la energía del espíritu, la paz de Dios llena tu espíritu, tu corazón y guarda tu mente en Cristo Jesús.

Y cuando tú pones tu mirada en Cristo Jesús y tú instalas tu mente en Cristo Jesús, el poder de Cristo Jesús se transmite a tu vida y entonces corre al problema y lo disuelve y lo destruye y da la solución que tú necesitas.

Porque todo lo que tenemos que hacer es mirar hacia Cristo, mirar hacia Él. Si podemos mirarlo con una mirada de Fe como dice el corito, una mirada preñada, esa mirada transmite el poder de Dios a tu vida y te da paz y te da la solución que tú necesitas.

Muchos de los problemas en nuestra vida es, porque no miramos a Él, no mantenemos la mirada puesta sobre Él, la ponemos en muchas otras cosas alrededor de nosotros, incluyendo el mismo problema que nos está aquejando, y Dios dice "quita la mirada del problema, ponla en mi, hijo."

La palabra de Dios dice que, hay un pasaje que dice: ‘pongamos la mirada en aquel que sufrió tal contradicción de pecadores, de tal manera que nuestro ánimo no se canse hasta desmayar’ está en Hebreos, creo que es, ¿no?

Y la idea es en el griego original, enfoquen la mirada con tal grado de concentración en Cristo Jesús, que su ánimo no se canse, no desmaye, no se caiga.

Muchas veces todo lo que Dios pide es "pon la mirada en mi. Enfoca lo que yo he dicho no mires al gigante que viene con esos molleros inmensos y ese rugido y esa amenaza y esa- todo ese alardeo- no lo escuches, no lo mires”.

Pon la mirada en Cristo en lo que Él ha prometido, lo que Él ha dicho, lo que Él ha sido para ti y agárrate de él. Los judíos en el desierto cuando las serpientes de fuego estaban envenenándolos y matándolos ¿qué le dijo Dios a Moisés?: "Mira hazte una serpiente de bronce igualita a la que los esta matando a ellos y levántala en un palo y diles que miren a esa serpiente. Y cuando ellos miren a la serpiente van a ser bendecidos y van a ser sanados”.

Porque cuando Dios te da una solución y tú enfocas la mirada en la solución, a veces, hermanos, miren, Dios se burla del enemigo y te enseña que sus ataques peores son para tu bendición y muchas veces Dios torna la serpiente que el enemigo quiso, la torna en una fuente de bendición para tu vida.

Dios torna el problema que vino a tu vida en algo que es de bendición. Pero tienes que mirar a Cristo, tienes que enfocarlo a Él, tienes que estar lleno de su palabra tienes que tener un reflejo que cuando venga el problema inmediatamente el instinto te lleve a Él, no al problema. "Pon la mirada en Él. Enfoca la mirada en Él y Dios te llevará a la solución.”

Yo lo voy a dejar allí.

Pero la palabra de Dios es bien clara en esta tarde para todos nosotros hermanos. Dios quiere un pueblo que sepa que hacer cuando viene el problema, creo que ahí esta el meollo del mensaje en esta tarde. Cuando el enemigo venga a tu vida, no te hipnotices con su mirada serpentina, como los animalitos que la serpiente los enfoca y los hipnotiza y los congela, y entonces ella puede venir y arroparlos y destruirlos.

¡No! Quita la mirada de la serpiente, olvídate de la serpiente ya está vencida. Pon la mirada en Cristo Jesús y haz de esa mirada una mirada radioactiva, que atraiga el mover de Dios y lo recanalize y destruya a la serpiente. La serpiente no la vas a destruir tú, la serpiente, Dios la destruye, Dios la disuelve.

Esta mujer puso su problema en la cama del profeta y fue donde el profeta y le dijo, “mira yo no te pedí un hijo y te dije no me des un hijo porque no te burles de mi. Ahora me lo diste, mi hijo ha muerto, así que esa es tu responsabilidad.” Y ustedes conocen la historia, el profeta fue donde estaba el hijo, se posó sobre él lo bendijo; profirió palabras de vida y esa mujer salió con su hijo en mano, vivo, sano, resucitado. Porque ella supo donde poner el problema, ella supo a donde ir para su necesidad.

El Señor te dice hoy claramente, "pon el problema en mi territorio, cultiva la mirada que se enfoca en mí."

En los días de paz cultiva la capacidad para mirar hacia mí instintivamente. Los soldados entrenan en tiempos de paz y hacen el mismo ejercicio una y otra y otra vez para que cuando este el rugido de la batalla, ellos no tengan que pensar ‘¿Qué hago? ¿Cómo armo el rifle, cómo lo recargo?’. No eso lo hacen por instinto porque durante el tiempo de la paz se han entrenado, y han repetido los mismos ejercicios una y otra y otra vez, así que cuando hacen las cosas las hacen automáticamente, porque no hay tiempo para pensar no hay tiempo para decir, ‘Ok, ¿qué hago ahora? y ¿Cómo resuelvo?’ ¡No, no!

El mirar a Cristo tiene que ser un instinto, un reflejo inyectado dentro de ti y a fuerza de tu repetirlo todos los días de tu vida se hace un hábito natural y cuando viene el problema, tú pones el problema de una vez en la cama en ese cuarto que tú construiste para la gloria de Dios.

En tus tiempos de paz y de quietud, hay un cuarto hay un refugio, ese es el cuarto donde viene el profeta, ese es el cuarto donde viene la presencia de Dios, ese es el cuarto donde el Espíritu Santo está.

Ese cuarto tiene que estar en cada casa, tiene que estar en cada alma, tiene que estar en cada interior, tiene que haber un cuarto donde está la presencia del profeta, donde hay una cama para tú poner tu problema y la muerte que el diablo quiere traer a tu vida. Constrúyete ese lugar. Dale al Señor, invierte tu vida en el Señor. Cuando venga la prueba, tú vas a saber lo que tienes que hacer. El Espíritu Santo te iluminará y tú veras la Gloria de Dios.

Vamos a bajar nuestras cabezas un momento y pidámosle al Señor que cambie nuestros instintos. Dios quiere un Pueblo guerrero, Dios quiere un Pueblo preparado, Dios quiere un Pueblo que no se atemorice cuando venga el rugido del león.

Dios quiere un pueblo que cuando las balas comiencen a silbar no eche a huir porque no sepa que hacer, sino un pueblo aplomado, un pueblo guerrero un pueblo probado, un pueblo fogueado y cuando venga el león, ese pueblo se atrinchera, se posa sobre la palabra y lo mira fijamente y le dice ‘Por aquí tú no pasas. Yo tengo la armadura de Dios. Yo se como hacer guerra contra ti y tú no vas a salirte con la tuya. Yo me voy a parar en lo que Dios ha declarado’.

Pueblo de Dios los tiempos de los pañales ya pasaron. Pueblo de Dios, Dios quiere que entres en la adultez espiritual. Echa a un lado todo lo que distrae, todo lo que empobrece tu caminar. Ya dice el Señor ‘Es tiempo de dejar los juegos de niños, es tiempo de venir a la iglesia como quien se pone un sombrero y se lo quita.

Es tiempo de dejar de jugar al evangelio y de dejar que el Espíritu de Dios se posesione de todos los rincones de tu vida, y que tú vivas solamente para Dios y que todo lo que reclame derechos en tu vida quede destronado y que el Señor sea el Rey de todos los compartimentos de tu vida.

Para que cuando venga el día de la prueba tú salgas mejor que antes. Cuando haya terminado todo tú estés como esta mujer con su hijo intacto, puedas irte a tu casa y sentarte otra vez en esa mecedora dando gracias a Dios recordando la batalla de la cual Dios te libró.

Celebrando la bendición, celebrando la liberación, celebrando la fidelidad de Dios en tu vida.

Hay un precio, hermano, hermana, hay que pagar un precio. La vitalidad no viene, la autoridad no viene, el discernimiento no viene simplemente porque sí, se lo ganan los que han invertido.

La salvación es para todos, la unción es para los pocos. La unción es para los que pagan el precio, la unción es para los que saben que esto es serio. Vivir una vida rolliza y vital en el Señor, hay un precio. No entres al cielo cojeando y rengueando apenas ahí cuando se están cerrando las puertas. Entra al cielo con tu cabeza en alto lleno de fuerza porque viviste una vida atesorando vitalidad. Pagaste el precio, hiciste las disciplinas de un guerrero, te esforzaste en el Señor, le diste al Señor y Dios te sacó de todas tus pruebas.

¡Aleluya, gracias, Señor!

Padre, levántate un pueblo poderoso en esta tarde. Señor, has algo con nosotros. No queremos ser mediocres, no queremos deshonrar ese Dios tan grande al cual servimos. Señor, ayúdanos a ser soldados de los cuales Tú te puedas enorgullecer; que honremos a ese Dios grande al cual servimos.

Quítanos todo lo que compita con esa entrega total de nuestras vidas. Te alabamos y te glorificamos Señor. Bendito y alabado sea Tu nombre.

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